domingo, 30 de agosto de 2009

criar , educar niños una tarea maravillosa y agotadora, algunas pautas que encontre y me esfuerzo por seguir

PREVENCIÓN DE LA SECTADEPENDENCIA y todas las dependencias

Para la prevención del sectarismo debemos basarnos necesariamente en todos los elementos de predisposición o riesgo que conforman la personalidad presectaria y, sobre ellos, adoptar los cambios de actitud que sean necesarios para corregir los errores formativos que lesionan la personalidad de los hijos, y/o emprender las actuaciones oportunas para evitar que daños ya causados puedan arrastrar a un hijo/a, en el futuro, hasta alguna situación autodestructiva como la sectadependencia. Cualquier familia puede prevenir el riesgo de sectarismo de sus hijos si adopta con ellos, desde su niñez, las 25 actitudes para la prevención integral que resumimos a continuación[xiii]:

1. Evitar cualquier tipo de maltrato a los hijos, ya sea este físico o psicológico.

2. Evitar las carencias afectivas y la falta de atenciones paternas, implícitas o explícitas.

3. Evitar la generación de vínculos sobreprotectores

4. Evitar, sobre todo durante los primeros años de vida, la dilución de las figuras materna y/o paterna.

5. Evitar el empleo de pautas educativas extremas, ya sean éstas excesivamente autoritarias o laxas y sustituirlas por dinámicas más dialogantes.

6. Evitar educar a los hijos dentro de marcos ideológicos extremistas y/o excluyentes.

7. Evitar incrementar sistemáticamente las exigencias paternas sobre los hijos y lanzarles hacia pautas competitivas desmesuradas que sobrepasen sus capacidades.

8. Prevenir el fracaso vital y escolar de los hijos fortaleciendo su nivel de autoestima, su seguridad y su independencia.

9. Fomentar desde un buen principio la existencia de una comunicación fluida entre padres e hijos, potenciando las relaciones de confianza mutua que permitan estar al lado del hijo/a cuando surgen en éste/a las primeras dificultades.

10. Contribuir a que el hijo/a pueda conformar su propia identidad, ayudándole a reducir y resolver los problemas que le asedian cotidianamente, y apoyándole para que sea capaz de sobrellevar las profundas contradicciones del mundo de los adultos.

11. Conocer las diferentes realidades y necesidades de cada fase evolutiva de los hijos para estar en condiciones de darles un apoyo apropiado y poder ayudarles a contener sus conflictos emocionales.

12. Potenciar que los hijos apliquen habitualmente el raciocinio, la reflexión, el análisis y la crítica en todas las facetas y momentos de la vida.

13. Enseñar a los hijos a construir, argumentar y mantener sus propios criterios y opiniones ante sí mismos y los demás, y a ser capaces de modificarlos sin que por ello tengan que cuestionarse su personalidad y/o su concepción de la realidad.

14. Enseñar a los hijos los pasos necesarios para la toma de decisiones y las estrategias que permiten controlar la ansiedad que puede generar la perspectiva del riesgo a equivocarse y/o fracasar.

15. Enseñar a los hijos a ser asertivos.

16. Enseñar a los hijos a saber negociar con su realidad.

17. Enseñar a los hijos a tolerar las frustraciones y superarlas; templando así su paciencia e impidiendo la aparición de la inmadura y peligrosa necesidad de buscar la satisfacción inmediata en las actuaciones cotidianas.

18. Enseñar a soportar y obviar la inevitable ambigüedad que caracteriza la existencia humana, que será tanto como exorcizar la necesidad patológica de encontrar valores y/o respuestas de tipo absoluto y/o maniqueo.

19. Educar en libertad y para la libertad, y enseñar las diferencias que existen entre ser solidario y ser un idealista ingenuo y crédulo.

20. Fomentar en los hijos la tolerancia y el diálogo con todas las ideas o creencias.

21. Potenciar que los hijos se sientan útiles en todo momento, y que se integren responsablemente a lo que esté sucediendo a su alrededor.

22. Potenciar la integración de los hijos en grupos, asociaciones y proyectos que tengan algún tipo de incidencia social, estén formados por iguales y tengan un funcionamiento estructural lo más participativo posible.

23. Enriquecer y proveer de experiencias interesantes el mundo de los hijos, en especial el de los adolescentes, que hoy día parece dominado por el aburrimiento, el tedio y el vacío de un período vital en el que aún no se es nada, cada vez se puede estar menos seguro de que se va a llegar a ser algo/alguien, y en el que uno se ve afectado por un entorno social que incrementa progresivamente su carga de absurdidad, vacuidad y alienación.

24. Discutir franca y abiertamente con los hijos de todos los temas que se consideren importantes y/o que puedan suponer, en ciertas circunstancias, algún riesgo.

25. Buscar ayuda terapéutica adecuada para el hijo/a si observamos síntomas persistentes que puedan deberse a problemas emocionales y/o trastornos de la personalidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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